La primera vez que vi a una adolescente con el Síndrome de
Wunderlich o síndrome de Herlyn-Werner-Wunderlich
también llamado OHVIRA (Obstructed Hemivagina ipsilateral Renal Anomaly, fue
después de haber sido sometida a la amputación del anexo del lado de la
obstrucción vaginal, al ser confundido con una tumoración de contenido
hemorrágico, cuando el cirujano pensando en una apendicitis complicada la sometió
a una laparotomía donde comprobó que el abdomen agudo por el cual ingresó a
operar era de tipo ginecológico. Traía un resultado de Anatomía Patológica
donde mencionaba el buen estado del apéndice cecal y que aquel tumor
hemorrágico correspondía a la trompa de Falopio derecha. La paciente ya
presentaba menstruaciones mensuales que se acompañaron de dismenorrea que solo
mereció la prescripción de antiinflamatorios y una nueva cita mensual.
No pudo llegar a la siguiente cita, antes regresó a la
emergencia con un nuevo dolor intenso en fosa iliaca derecha sin haber cumplido
un mes de la intervención anterior. Los cirujanos de guardia pensaron en una
complicación de la operación anterior. ¿Un absceso residual? ¿ Un hematoma,
sangrado?
Siendo imprescindible la relaparatomía no dudaron en volver
a ingresar en búsqueda de una razón de ese dolor recidivante. El hallazgo ahora
fue de una tumoración mayor, el aspecto de útero hizo pensar que podría ser un
embarazo, que extrañamente no se dejó ver la primera vez y coincidentemente había
sangrado vaginal.
Era de noche, ya no estaba de turno, fui llamado por el jefe
de la guardia y maneje hasta el hospital sin el tráfico habitual.
-Es una embarazada – me dijo el jefe de Guardia cuando
ingresaba por la puerta de emergencia, luego de enterarse que la mamá de la
niña estuvo casi por desmayarse al ser informada por el cirujano, que ya
entonces había cerrado el abdomen y seguía confundido.
Revisé la historia y descubrí mi consulta de días atrás y el
resultado de anatomía patológico tan extraño. Solo había algo por hacer, un
examen físico de los genitales externos.
La presencia de un tabique lateralizado abombado hacia el
lado derecho, dibujó en mi mente lo que había sospechado luego de introducir
todos los datos de los cirujanos y de la historia. Era un útero didelfo con un
tabique unilateral que generaba un hematocolpos (atrapamiento de sangre
menstrual en la vagina) y hematómetra (lo anterior que también ocupa el útero.
Todavía no conocía el nombre propio de la malformación ni las siglas con que se
nomina actualmente, eso fue después cuando lo escuchamos de la experiencia de
nuestros maestros del extranjero.
Operamos a la paciente resecando el tabique y reconstruyendo
una vagina única con 2 úteros libres para su habitual función.
Después de casi 20 años, la exitosa operación de un nuevo
caso el día de hoy revive cada experiencia con esta malformación y nos hace
sentir que la Ginecología pediátrica es una subespecialidad con nombre propio.