El uso del laparoscopio en las especialidades pediátricas se ha expandido recientemente. La Laparoscopia es un procedimiento diagnóstico útil y seguro que provee una excelente visualización de las estructuras pélvicas y frecuentemente permite el diagnóstico de desórdenes ginecológicos y cirugía de la pelvis sin recurrir a la laparotomía. Desde 1983, la técnica fue mirada de lejos por los cirujanos, reservándose solamente su carácter diagnóstico más no el uso terapéutico, siendo en 1990, con la introducción de la colecistectomía laparoscópica, el despegue de la laparoscopia quirúrgica.
En la cirugía de niños y adolescentes, las ventajas de esta técnica son similares a las que se aprecian en los adultos: mínima invasión, máxima visualización y rápida recuperación, así como las desventajas: necesidad de reequipamiento, necesidad de reentrenamiento y la incomprensible molestia de aprender de nuevo.
Entre las principales patologías ginecológicas que se suelen resolver por esta técnica en recién nacidas tenemos: los quistes anexiales, los tumores sólidos y el diagnóstico del hidrometrocolpos. En los casos de quiste anexiales, se recomienda su extirpación, si luego de realizar la aspiración guiada por ecografía, esta masa persiste. Los tumores sólidos diagnosticados tempranamente pueden extirparse respetando el tejido ovárico, habiendo realizado antes el dosaje de marcadores tumorales. El valor de la laparoscopia en el diagnóstico temprano de estas masas es detectar a tiempo las torsiones de las mismas que en muchos casos evoluciona a la autoamputación del anexo.
En las niñas prepúberes se agregan a estas patologías, el manejo laparoscópico de la gónada streak y la creación de neovagina con sigmoides en los casos de ambigüedad sexual. Pero es en las adolescentes, donde la técnica se utiliza con más frecuencia, siendo las patologías más atendidas por este método: el diagnóstico y manejo de las malformaciones congénitas mullerianas, la poliquistosis ovárica, la pubertad tardía, la disgenesia gonadal, el dolor pélvico, la endometriosis y la enfermedad inflamatoria pélvica.
En la cirugía de niños y adolescentes, las ventajas de esta técnica son similares a las que se aprecian en los adultos: mínima invasión, máxima visualización y rápida recuperación, así como las desventajas: necesidad de reequipamiento, necesidad de reentrenamiento y la incomprensible molestia de aprender de nuevo.
Entre las principales patologías ginecológicas que se suelen resolver por esta técnica en recién nacidas tenemos: los quistes anexiales, los tumores sólidos y el diagnóstico del hidrometrocolpos. En los casos de quiste anexiales, se recomienda su extirpación, si luego de realizar la aspiración guiada por ecografía, esta masa persiste. Los tumores sólidos diagnosticados tempranamente pueden extirparse respetando el tejido ovárico, habiendo realizado antes el dosaje de marcadores tumorales. El valor de la laparoscopia en el diagnóstico temprano de estas masas es detectar a tiempo las torsiones de las mismas que en muchos casos evoluciona a la autoamputación del anexo.
En las niñas prepúberes se agregan a estas patologías, el manejo laparoscópico de la gónada streak y la creación de neovagina con sigmoides en los casos de ambigüedad sexual. Pero es en las adolescentes, donde la técnica se utiliza con más frecuencia, siendo las patologías más atendidas por este método: el diagnóstico y manejo de las malformaciones congénitas mullerianas, la poliquistosis ovárica, la pubertad tardía, la disgenesia gonadal, el dolor pélvico, la endometriosis y la enfermedad inflamatoria pélvica.